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domingo, 12 de mayo de 2013

La Anarquia explicada a los niños


José Antonio Emmanuel: La anarquía explicada a los niños∗
“…Débiles y pequeños, los niños son, por eso mismo, sagrados…”
Eliseo Reclus
N. B. P.
Este folleto está escrito para contestar a la pregunta que nos han
formulado varios camaradas: ¿Cómo educaré a mis hijos? Pregunta que ya
esperábamos y a la que respondemos ateniéndonos a los dictados de la Razón
y de la Ciencia.
Dedicado a los hijos del proletariado español, esperamos que, estas
páginas –modestamente escritas– orientarán la educación de nuestra infancia
en un sentido verdaderamente renovador.
A los padres y a los maestros nos dirigimos para que –en el hogar y en
la escuela– propaguen las sanas doctrinas de una educación donde se
destierre todo fanatismo y se aspire a libertar a la infancia de la nefanda
opresión que sobre ella se ejerce.
Por culpas de unos y otros, la educación ha quedado estancada en un
marasmo de servidumbre, de la que debe salir redimida y reconfortada.
Sean estas breves páginas estímulo para todos.
EL GRUPO EDITOR



La Anarquía explicada a los niños
A los Hijos del Proletariado Español


I
¿QUÉ ES LA ANARQUÍA?
ANARQUÍA, queridos niños, es la doctrina que no conformándose con la
organización que se ha impreso a la humanidad, desde los tiempos en que
empezaron a crear la Sociedad, intenta dar una constitución a la vida basada
en los principios sacrosantos del amor universal y de la solidaridad humana.
Su misión es hacer cesar la desigualdad reinante entre los seres que los
divide en pobres y ricos, explotados y explotadores, esclavos y dominadores.
Que la Vida sea tal cual debe ser: la libre manifestación de las facultades, la
espontaneidad de los actos, la liberación final destruyendo las causas que se
oponen a que la sociedad se base en la más plena libertad y en la más
absoluta independencia.
Entre las causas que la Anarquía quiere destruir por considerarlas
nocivas y perjudiciales al desarrollo libre del individuo y de la colectividad
puedo enumerar las siguientes para que no olvidéis nunca que, al combatirlas,
laboramos por el bienestar de todos.
El MILITARISMO es la fuerza armada de que se valen los que se han
apoderado de la vida, para imponer sus injusticias y cimentar sus maldades.
Esta fuerza no retrocede ni ante el crimen; arma a los seres entre sí, los lanza

La
anarquía
explicada
a
los
niños.
Barcelona,
Ediciones
BAI,
1931
Internacional,
6),
20
cts.
(Tip.
Cosmos),
15
p.
(Bibl.
contra los que, como vosotros, como vuestros padres, vuestros hermanos, han
hecho del trabajo una virtud. Cuando nos rebelamos a este modo de proceder,
cuando nos alzamos contra la injusticia que con nosotros se comete, caen
sobre nosotros. No contentos con querernos destruir, suscitan guerras,
diezman la humanidad, y los crímenes se amontonan en el camino que
recorremos.
La anarquía opone a esta fuerza bruta, la Paz. El anarquista no quiere la
guerra, se opone a la guerra, ansía la paz, porque es el punto fundamental de
su doctrina salvadora. Considera a todos los seres hermanos; no quiere
fronteras que nos separen, sino corazones que se fundan en un solo amor: la
emancipación total y absoluta de los seres humanos. Las armas del
anarquismo es el libro, es el trabajo, es la palabra. Con éstas combate la fuerza
organizada del militarismo y con ellas triunfará sobre los carniceros y
devoradores de hombres. Con el libro, con el trabajo, con la palabra llama a
todos, haciéndoles ver que sobre la fuerza bruta se alza la fuerza de la idea
cuyo triunfo final no puede discutirse.

El CLERICALISMO es la farsa de que se han rodeado los usurpadores
de la vida para demostrar que sus imposiciones, sus tiranías, sus opresiones
son justas y agradables a un “dios” que se han forjado para revestir de bondad
sus actos. Con este “dios” se dirigen al corazón de los creyentes, y rodeándole
de un fausto y un lujo inusitados en los templos que le han erigido, dirígenle
oraciones y preces para hacer creer a todos que son los directores de la vida,
los organizadores de la vida, y que la sociedad constituida cae en pecado de
no seguir a este dios, los mandatos de este dios, las tiránicas órdenes de este
dios. Sobre todo, se apodera de vosotros, queridos niños, para atemorizaros
con los fabulosos tormentos de un infierno y los goces de un cielo que habéis
de ganar supeditándoos a los que representan a este dios en el mundo. A los
que no le siguen, a los que se apartan de ellos asqueados y rebelándoseles,
los declaran “enemigos” y frente al poder de su dios, a la omnipotencia de su
dios, crean el demonio que tienta al hombre, a la mujer, a vosotros mismos
condenándonos a penas eternas de un fuego infinito.
Para afianzarse, para asegurar su dominio en el mundo y sobre todos
los seres, llama en su auxilio al militarismo que tiene organizada la vida en
ejércitos dispuestos a hacer triunfar el principio divino. La Anarquía opone a
este poder omnímodo, a este poder absoluto, a esta potestad terrorífica, la
cultura por la Ciencia. La ciencia, que es el ordenado conocimiento de la vida,
descubre las leyes porque se rigen los mundos y la sociedad; investiga que
todo lo atribuido a dios, lo innato a dios, es falso y erróneo; que sólo existe una
ley que derroca la ley divina, que destruye la omnipotencia divina: la ley natural
del progreso humano. En virtud de este progreso se llega fácilmente a
contemplar la vida en toda su pureza; que la tierra no es la morada de dios, ni
el templo de dios; que el ser humano no tiene origen divino, sino que
aparecimos en el mundo en virtud de hondas e incesantes transformaciones
evolutivas en el organismo animal hasta llegar a nuestra especie; que el fin del
mundo tampoco está sujeto a los providenciales destinos de dios, sino que la
ciencia fija su fin de un modo racional y de acuerdo con las leyes naturales.
La Anarquía destruye las religiones porque son absolutistas, despóticas,
crueles y sanguinarias. Y contra ellas quiere preservaros, queridos niños, para
que os rebeléis al temor de ser condenados, al miedo de ser castigados, al
placer de ser premiados. El castigo y el premio sólo pueden existir en la
sociedad burguesa creada por los religiosos y los militarizantes. Sólo existe
una recompensa: la del deber cumplido con la Vida, de ser útiles a los
semejantes y de coadyuvar a implantar la nueva sociedad donde no existen
odios, ni rencores, ni clases, ni vanidades, ni tiranías.

El CAPITALISMO es la sociedad organizada en el egoísmo brutal y
antihumano, detentando el poder absoluto sobre la humanidad que produce y
trabaja, aprovechándose del esfuerzo común para crear riquezas y privilegios
sin los cuales no podría vivir. Erige un poder para sostenerse, funda los
estados, divide a los hombres en naciones; sus tentáculos se clavan en las
entrañas de la tierra para sacar el dinero que monopoliza y distribuye
inicuamente; penetra en todos los ámbitos, desde el taller y la fábrica hasta el
acaparamiento absoluto de vidas y haciendas, dicta leyes y las impone para
robustecerse y consolidarse; señor absoluto de las existencias, no repara en
medios para desnaturalizar el trabajo, atribuirse la producción, regularizar la
vida a base de la usurpación y la violencia. Amo y señor del organismo social,
tiene al “clericalismo” porque le ayuda en sus nefandos designios y cuenta con
el “militarismo” porque le sostiene y le sirve de apoyo. Quiere que su “ley” sea
acatada y obedecida por todos: cuenta para ello con los sicarios y escribas
para hacerla cumplir. A esto llama su mandato: a esto da el nombre de poder.
Pero la Anarquía, queridos niños, se levanta contra este modo de
concebir la vida y se rebela a esta manera de organizar la existencia. La
Anarquía aspira a suprimir todas estas causas que sumen a la humanidad en el
letargo del opio. No quiere estados que, por el solo hecho de existir, llevan en
sí desigualdades irritantes e injusticias cruentas. Al dinero opone el libre
cambio de productos; al trabajo remunerador para los privilegiados, opone el
trabajo distribuido a cada cual según sus fuerzas; al egoísmo insano de los
poderosos, opone que las necesidades de cada uno sean cubiertas con arreglo
a las necesidades de todos. A la ley opresora, opone la ley del amor. Al
egoísmo, opone la tesis de que la tierra pertenece al que la trabaja y produce.
Esto es la Anarquía, amados niños. Esto, y mucho más que no puedo
explicaros en estas breves páginas, pero el tiempo os irá enseñando y la vida
os irá descubriendo.
La Anarquía quiere que investiguéis el origen de todas estas
desigualdades, el por qué de todas estas injusticias; que os capacitéis para que
comprendáis que la vida que vivís, reflejo de la vida amarga de vuestros
padres, no es así, ni puede ser así. La vida es belleza; la vida es la justicia; la
vida es la paz y el bienestar.
La Anarquía os pone en el camino de conseguirlo y obtenerlo; y, pues
sois los mas débiles, los más inocentes de esta malhadada organización, que
sepáis rebelaros a cuanto os oprime y aprisiona. No estáis solos. Hay quien
lucha por sacaros de la amargura que os rodea, de las zarzas que hieren
vuestras carnes, de los venenos que se filtran en vuestros corazones puros y
sagrados.
Estos no os ofrecerán templos, ni os harán adorar divinidades, ni
pondrán el temor en vuestros espíritus, ni corromperán vuestras conciencias
encenagándolas con el dolo y el engaño.
Alzad los ojos, mirad a vuestro entorno. La hora de las alegrías sanas,
de la felicidad y de la paz llega para vosotros.
La Anarquía acelera esta hora, esta alegría, esta felicidad, esta paz que
aún no tenéis.


II
¿CÓMO LLEGAR A LA ANARQUÍA?
La Anarquía, queridos niños, os facilita el camino para llegar a ella.
Cuenta con la Escuela, el Sindicato y el Ateneo Cultural. Vamos a explicaros
estas tres poderosas fuerzas a las que tendréis que acudir siempre.
La Escuela
Comprenderéis, fácilmente, que no podemos referirnos a la escuela
burguesa y reaccionaria en donde hasta ahora os han hecho asistir. Nuestra
escuela, la escuela que os ofrecemos, no es la cimentada a base de necias y
estultas enseñanzas, sino la escuela racionalista.
Es preciso que sepáis que nuestra escuela tiene un fundamento
científico que es el que ha de orientar vuestras vidas. Vuestro maestro, el único
tal vez a quien debéis agradecer sus esfuerzos por educaros, definía esta
escuela diciendo, que secundaba el desarrollo espontáneo de vuestras
facultades buscando libremente la satisfacción de vuestras necesidades
físicas, intelectuales y morales.
He nombrado a Ferrer. Estudiad su vida, seguid su labor y erigidle en
vuestro apóstol y guía. A él se debe la escuela racionalista que, para honra de
la humanidad, creó en esta España. Desterró de la escuela las tres farsas de
que antes os hablaba: el militarismo, el clericalismo y el capitalismo. Hizo
penetrar la ciencia en el cerebro de los otros niños que con él se educaban e
infiltró la razón en los corazones. Él hizo sagrado vuestro derecho a instruiros y
educaros fuera del antro de las viejas escuelas y de los maestros
apergaminados. Él desterró de vuestras mentes la idea de la divinidad y la
reemplazó por el culto a la justicia y la bondad. Él abrió la cárcel de las ideas
para convertirla en lugar agradable y deleitable. Él vio en vosotros lo que la
humanidad debe ver en vosotros: el germen de la humanidad nueva.
Honrad a Ferrer siguiendo sus doctrinas redentoras. Era anarquista
Ferrer; es decir, luchaba contra las potentes fuerzas clericales, militaristas y
capitalistas que convierten la sociedad en un caos informe de ignominia. Así
debéis aprender a luchar. Iniciaos en esta doctrina salvadora y de vosotros
mismos surgirá el mundo nuevo que estamos construyendo.
Es hora que sepáis que si no os redimís, si no os libertáis en la escuela
costará trabajo redimiros y libertaros cuando seáis grandes. La redención debe
empezar en vosotros. Por eso, la Anarquía os da la Escuela. Que vuestros
maestros se compenetren también de esta altísima verdad. De no ser así,
quedaríais abandonados a vuestras escasas fuerzas y, por culpa vuestra,
caeríais en brazos de los que esclavizan la vida.
La escuela os ha de enseñar a ser rebeldes, rebeldes de esta sociedad
corrompida y desgraciada. Los enemigos de vuestros padres, de vuestros
hermanos son y serán los enemigos vuestros. La causa de vuestro malestar y
vuestra amargura también pesa sobre los que os dieron el ser y viven con
vosotros. Debéis uniros a nosotros en esta lucha santa de la que depende
cese, en absoluto, nuestro dolor y nuestra infelicidad.
No os queremos resignados; quede la resignación para los maestros
burgueses y las cárceles escolares que rigen.
La escuela que os da la Anarquía es la de la libertad.
Hay tres libros que os ayudarán a conseguirla. Tres libros que han
educado a tres generaciones. Tres libros que deben quedar en vuestras
escuelas como guiadores y conductores de vuestras vidas: El dolor universal,
La Conquista del Pan y La Montaña. Sus autores son tres luces que aún brillan:
Sebastian Faure, Pedro Kropotkine y Eliseo Reclus. Estos tres nombres no los
olvidéis. Al llegar a los doce años no pueden faltar en la biblioteca que iréis
engrandeciendo. Ellos os darán a conocer las causas de vuestros sufrimientos,
el origen de vuestra esclavitud en el trabajo, los gérmenes de la vida y de la
existencia, la historia de la tierra. En ellos aprenderéis a vencer las dificultades
que se os presenten en la lucha, la fortaleza para resistirla y la esperanza en el
porvenir. Que sean vuestros primeros pasos en la vida: báculo preciado para
vuestro progreso.

El Sindicato
La Anarquía, una vez salidos de la Escuela, no os podrá dejar
abandonados. A medida que crecéis, a medida que avanzáis –ya jóvenes–, os
hace continuar la lucha acrecentando vuestra rebeldía. Os dio una escuela
para que supieseis y conocieseis el mundo en que vuestros ojos se abren; os
hizo ver la desigualdad, os mostró dónde radica el egoísmo, dónde está la
maldad, dónde se oculta nuestro eterno enemigo. Os lo mostró, os lo hizo ver
para que os preparaseis a combatirle y derrotarle.
Conseguido esto, abre las puertas de otra organización: el Sindicato. Si
en la infancia tuvisteis una escuela, en la juventud no os faltará otra: la escuela
del proletario.
Los mismos enemigos que os cercaron de niños, los mismos enemigos
os cercan ahora. Precisa un organismo de lucha, un hogar a donde acudáis a
refugiaros para recobrar la fe, para robustecer el ideal y centuplicar las fuerzas
que debéis acumular para la batalla decisiva y final. Las mismas angustias, las
mismas amarguras que os asediaban de niños, os asedian de hombres. Entrad
en él; cobijaos en él. Unidos todos, identificados todos, resistiremos mejor. Sed
fieles y solidarizaros con el compañero, hermano vuestro en lucha y en
rebeldía.
Esta nueva escuela –escuela de la vida–, no la abandonéis. Junto a
vuestros padres, seguid luchando por un mundo mejor.

El Ateneo
Para que en esta lucha titánica no perdáis ni la fe, ni el entusiasmo, la
Anarquía os brinda una tercera escuela donde se practica la lucha por la
cultura. Son los Ateneos libertarios, complemento de los Sindicatos, guiadores
de los Sindicatos, conductores de los militantes.
No sólo es la lucha por el mejoramiento material la que debe unirnos, es
también la lucha por la cultura la que debe solidarizarnos. Aquellas ansias que
sentíais en la escuela por adquirir conocimientos, aquí las debéis continuar,
ensanchándolas, aumentándolas, intensificándolas.
Ya veis, pues, como la Anarquía vela por vosotros, queridísimos niños.


III
¿CÓMO HACERNOS DIGNOS DE LA ANARQUÍA?
Para que os identifiquéis con la Anarquía, para que dignifiquéis vuestra
vida, debéis cumplir estos postulados ácratas.
§ 1. Ayuda
No te desentiendas jamás de los que luchan como tú, de los que sufren
como tú. Son hermanos tuyos. En la escuela los tuviste a tu lado. Ahora, los
tienes en el taller, en la fábrica, en las minas, aún sedientos de justicia.
Dondequiera que veas un hermano tuyo, ayúdalo. Por encima de las fronteras
alzadas por los privilegios, tiende tu mano a todo el que es víctima de la
sociedad actual burguesa.
§ 2. Apoya
Al que vacile, infúndele alientos; al que se desespere por ver lejano el
triunfo, dale ánimos. La ayuda mutua es un deber sagrado y universal.
§,3. Copia lo bello
No imites lo perecedero, lo efímero. Todos los males, ahuyéntalos y
aléjalos de ti: son aún la herencia de la imperfección humana a que estamos
encadenados. Por encima de este caos de ignominia, levanta tus ojos a la
belleza de la Vida.
§4. Labora
Todo es trabajo en la naturaleza y tu misión es contribuir, en la medida
de tus fuerzas, a la perfección de este trabajo, No te resignes a ser siervo de la
máquina, ni esclavo del músculo. Dignifica el trabajo, embellécelo, purifícalo.
§ 5. Estudia
Que el libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos
bastante. Quien añade ciencia, añade anarquía. Investiga por ti mismo, aclara
los misterios que te rodean. Instrúyete, edúcate. Esta es la única herencia que
debes dejar en la Vida.
§ 6. Ama
La ciencia no pone piedras en el corazón. Un amor puro y humano hace
penetrar en nosotros. Por alejados que estén, por distanciados que se hallen,
cada ser es un amado nuestro.
§ 7. Protege
Quien mucho ama, mucho ayuda. Al ser débil, protégelo. Al anciano, al
inválido, al enfermo, nos une mucho más amor porque son débiles. Ese pobre
anciano que ves, fue fuerte como tú, valeroso como tú; ese doliente inválido
también fue como tú. Piensa que puedes ser como ellos; piensa que el trabajo
burgués te envejecerá y te enfermará. ¡Protégelos!
Piensa en los que no están con nosotros: en los presos; Por luchar, por
defendernos, no tienen libertad. ¡Acuérdate de ellos!
§ 8. Cultiva
La tierra es tu madre; el campo es tu sustento. Sazonados frutos y
óptimas cosechas recogeremos si los cultivamos. No dejes ninguna tierra
estéril. Da a la tierra el cuidado que necesita para que te alimente y te haga
vivir. En el mundo ideal, siembra ideas, esparce pensamientos, escribe y
acciona. En el mundo real, que la semilla caiga en toda la tierra que, bien
abonada y preparada, fecundará la semilla y la convertirá en flor y en fruto.
§ 9. No tengas esclavos
Aspira a ser libre y que las ansias de tu libertad abrase a todos. No
esclavices a nadie. Ni pájaros, ni ningún ser viviente puedes encerrarlos
impunemente. Abre las puertas de todas las jaulas, lima las rejas de todas las
cárceles, donde –como el pájaro enjaulado– seres humanos sufren y padecen.
Sé libre y haz libres, contigo, a los demás. Abre las puertas de tu corazón para
que salgan de él todos los vicios, todos los defectos que lograron filtrarse. Sé
libre y sé puro: ni tengas esclavos, ni te conviertas en esclavo.
§10. Trabaja
Trabaja y lucha la Anarquía te dice. Antes te dijeron: Trabaja y reza.
Deja los rezos, deja las oraciones. Sólo hay una oración que no debes olvidar
nunca: la del trabajo. Trabaja por el bien de la Humanidad, para que cesen los
dolores, para que terminen los sufrimientos, para que la amargura se aleje para
siempre. Sé feliz en una humanidad feliz. Sé libre en una humanidad libre.
Esto es la Anarquía, queridos niños. ¡Bienaventurados, vosotros, si la
comprendéis y la practicáis!
Empiece, pues, para vosotros la visión de una vida nueva de purezas y
bondades.

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